prólogo de Cristina Oller
Una vez me puse a dieta. Sí, estricta. Uno de esos momentos en la vida que urgen un cambio, uno de los gordos. Estaba decidida a perder todos esos kilos que me habían lastrado los últimos años. Y como siempre ocurre en estas situaciones no había día que no tuviera que ir a un cumpleaños o celebración. Tartas, pasteles…siempre andaba un plato en mi mesa y yo mirándolo con esa cara de mundo injusto, esa cara que se me queda al tenerte al lado durante tres días y no llegar a decirte ni buenos días con tantas cosas necesarias que debatir, con tantas ‘cuánta razón tienes’ que decirte, tantas preguntas, tantas quejas. Y tú ahí, en un plato en mi mesa. Y yo a dieta.
por Lisbeth Larson
Gracias a nuestro trabajo en el mundo audiovisual, con frecuencia tenemos contacto con personalidades y celebridades de toda índole. Digamos que una se acostumbra y pronto deja de sentirse cohibida en presencia de este político o aquella actriz, con su pompa, boato y aura celestial. Simplemente haces tu trabajo y te marchas.
Cuando tuve mi primer encuentro con Pepe Mujica sentí que estaba en presencia de alguien importante. Ese aura no era impostada a golpe de aires de grandeza, gomina ni complementos de marcas que no sé ni escribir. Pero su aura es real. Vaya si lo es. Una tiene la sensación de estar frente al Che, y que pronto el rostro de Mujica se añadirá al de Guevara en camisetas y pegatinas. Porque Pepe ya es un icono.
Foto: Fran Lorite. Valencia. 2020
Trabajé junto a Media+Media Producciones a las órdenes del realizador Samuel Sebastián en el rodaje de un pequeño documental que versaba sobre la figura de Pepe Mujica, documental que pronto verá la luz. Durante uno de los primeros actos de la visita de Pepe a España, uno de los componentes del equipo debía pedir al expresidente uruguayo que enviase un saludo a una institución cultural valenciana. Pese a la auténtica cercanía de Pepe su aura echaba para atrás al más pintado, y en el momento clave hubo algún titubeo que Mujica observó con incertidumbre. Cuando finalmente alguien escupió la frase, Pepe contestó un enérgico y simpático «¡Cómo son estos españoles! ¡Díganmelo y ya está, no le den tanta vuelta!»
Pepe no se separó ni un momento de Lucía Topolansky, su Lucía. Ambos forman un tándem titánico en la lucha por los derechos humanos. Los astros mediáticos compartieron mesa con todo el equipo sin la menor reserva, repartiendo conversación y opiniones a todo aquel que gustase. Tampoco Pepe puso reserva alguna a ser fotografiado con todo el que lo desease, aunque se le podía adivinar un pensamiento de humildad en cada fotografía, algo así como ‘si yo no soy nadie, ¿por qué quieren todas estas personas fotografiarse conmigo?’
Durante la preparación de una entrevista personal que realizamos con Pepe, mis compañeros Cristina Oller y Fran Lorite estaban microfonándole y preparando las cámaras que se usaron y observé cómo Pepe les comentó «Para esto los mejores son los coreanos. ¿Saben quiénes son los coreanos, no? Ellos no llevan tanto equipo ni tantas cámaras ni tantos cables. Con dos aparatitos le hacen a uno la entrevista y ya está. Lo hacen todo más fácil«. Pepe no deja pasar la ocasión de comentar lo que sea con quien tiene a su alrededor. Tiene un nosequé que te apetece estar cerca de él, porque es fácil que te regale alguna de sus perlas.
Foto: Fran Lorite. Valencia. 2020
He dudado entre dos títulos para este post. El que reza, y otro que decía ‘La Paradoja Mujica’. Y me explico. Pepe es un incuestionable icono de nuestra era. Lo curioso es que lo es por ser alguien que no se ha vendido a las grandes corporaciones, que evangeliza con el ejemplo, que vive de forma sencilla, que es coherente. Y esta es la gran paradoja, que alguien pueda convertirse en un icono mundial por su sencillez y coherencia dice mucho del mundo en el que vivimos.
Con 85 años, Pepe Mujica sea capaz de poner en pie entre vítores y aplausos a un auditorio de 500 personas en un acto en el que miles se hayan quedado en la calle por lo limitado del aforo.
Foto: Fran Lorite. Valencia. 2020
Su locuacidad no es compatible con el concepto de coloquio. Sus piernas tampoco son compatibles con un atril. Prefiere sentarse.
En uno de sus últimos actos públicos, en el que afirmó que seguramente ese sería su último viaje a España manifestó que si tuviese que marcharse de Uruguay probablemente su destino sería España o Italia, seguramente debido a su ascendencia vasca e italiana por parte de sus abuelos. Y dejó una frase (de muchas) para el recuerdo:
«No les pido que piensen como yo. Solo les pido que piensen»
Foto: Fran Lorite. Valencia. 2020