POR FRAN LORITE
Hace poco nos aconteció una pequeña anécdota sin importancia, pero que queremos aprovechar para contar en este blog el por qué es importante ir bien vestido a una boda, aunque vayas a trabajar.
Obviamente vamos a omitir nombres, porque no se trata de quién, sino de qué.
Estamos en proceso de ampliar nuestro equipo de colaboradores para la cobertura gráfica de los eventos que tenemos, y recientemente debutó con nosotros un colaborador en una boda. Aunque nos habíamos asegurado de que el trabajo previo del colaborador contaba con la calidad necesaria para unirse al equipo, es cierto que no se habló de la indumentaria. Se dio por hecho.
Llegamos al día, hora y lugar pactado, y el colaborador aparece vestido…como si viniese de la playa.
¡Oh, my goat! ¡El colaborador brilla entre los invitados como una bombilla! Allí estaba él, entre trajes de chaqué, pamelas y vestidos de fiesta, con sus vaqueros cortos, su camiseta blanca y sus sandalias. Cómodo y fresquito, claro que sí. Total, está trabajando, ¿no?
Pues sí y no.
Claro que estás trabajando, pero también eres un invitado. Los novios te invitan a su boda para que les hagas el reportaje. ¿Acaso no te pagan un menú? Además, vas a ser la persona que más tiempo vas a pasar más cerca de la pareja. Se te va a ver y mucho.
Es cierto que estamos trabajando y tenemos que tener un mínimo de confort, comodidad para moverte, y has de tener previstas cosas como el calor que vas a pasar. Vale. No digo yo que tengamos que ir de frac.
Pero un mínimo, sí.
Un mínimo es ir con un pantalón largo. Un mínimo es ir con ropa discreta y oscura. Piensa que vas a estar subido en el altar junto a los novios y al cura o ceremoniante en el momento de los anillos. Se te va a ver. No lleves una camiseta de Mickey Mouse o una que ponga ‘Fuck you all’ y cosas así. Discreción.
Y respeto. Porque también es una muestra de respeto y una forma de exigirlo. No solo hacia los novios, sino hacia todos los invitados y resto de trabajadores con los que te vas a encontrar ese día. Aunque este es un tema pelín peliagudo con el que no estoy al 100% de acuerdo. Hay muchas formas de mostrar respeto independientemente de la indumentaria. Y viceversa, muchas formas de faltar al respeto yendo emperifolladamente vestido. Pero de entrada es una forma de decir te respeto y espero lo mismo de ti a todo el mundo ese día.
Hubo un tiempo, que pienso que ya pasó, en el que los fotógrafos y videógrafos (hablo de los hombres) íbamos con traje y corbata. Yo lo he hecho. Hoy en día el protocolo se ha relajado un poco. Gracias a eso ahora sufrimos menos lipotimias.
Primero dejé la corbata. Luego, la chaqueta, la cual solo añado cuando la boda no es en verano.
Es suficiente con un pantalón largo y una camisa, a poder ser que no sea amarillo chillón.
Aunque es cierto que cuando veo a algunos compañeros que van fantásticos siento cierta envidia sana (¿eso existe? ¡jajaja!), con su pajarita y sus tirantes. Van fantásticos.
Yo hace tiempo que llevo el mismo combo de pantalón chino gris y camisa negra a las bodas, pero creo que tras escribir este post, voy a replantearme mi estilismo para ir a trabajar a los eventos.
¡Quién sabe, quizá me veáis pronto con pajarita y tirantes!
El tema de la pajarita y los tirantes parece una buena idea, pero ten cuidado de que no resaltes más que el novio…
Jajaja! Muy cierto! Gracias por leer y comentar! Saludos!